8 criterios para escoger la "buena pregunta”
  1. Sólo hay una "buena pregunta”

    La "buena pregunta" es la adecuada para su grupo, en ese momento, en ese contexto. Por supuesto, no existe una única "buena pregunta" que sea válida en términos absolutos. Identificar una única pregunta también sirve para no confundir a la institución llamada a dar respuestas.
  2. La “buena pregunta" debe responder a los intereses y capacidades de tu comunidad juvenil

    La "buena pregunta" no debe estar necesariamente relacionada con lo que más se necesita, sino con lo que más gusta. Estratégicamente, debes elegir un tema por el que el interés del grupo de jóvenes sea el más alto. Esto ayudará a mantener la atención y a que el grupo consiga hacer un seguimiento hasta el final.
  3. La "buena pregunta" no es sólo para profesionales

    La "buena pregunta" evita los aspectos demasiado técnicos, que requieren demasiado tiempo y energía para estudiar el tema, sin comunicar la pregunta lo mejor posible y haciendo que el proceso de seguimiento sólo sea accesible para determinadas personas. Una pregunta sencilla no es necesariamente menos eficaz: será más fácil generar consenso en torno a ella.
  4. La “buena pregunta" se refiere al contexto en el que vive su grupo de jóvenes

    La "buena pregunta" debe referirse al contexto en el que vivimos. Será más fácil controlar la respuesta pertinente y no desanimarse si los resultados no llegan de inmediato.
  5. La “buena pregunta" aborda un tema limitado

    Una "buena pregunta" debe tener en cuenta los esfuerzos para controlar una respuesta. Cuidado con el riesgo de quedarse sin tiempo o sin energía. Por eso siempre es mejor elegir una pregunta que pueda ser más breve, pero que te permita hacer un seguimiento hasta el final.
  6. La "buena pregunta" implica una respuesta que puede controlarse eficazmente

    La pregunta debe formularse de forma que pueda ser objeto de seguimiento; es decir, debe ser posible identificar indicadores específicos que permitan un seguimiento objetivo y preciso de la respuesta. Una pregunta que no permita indicadores elaborados corre el riesgo de ser abstracta, no medible en su impacto y difícil (o demasiado simple si somos genéricos) de aplicar.
  7. La "buena pregunta" requiere una respuesta real; no debe ser retórica ni una acusación

    Cuidado con las "preguntas falsas". Una "buena pregunta" debe formularse para activar a la otra parte a reaccionar. Las preguntas retóricas, en cambio, sugieren una respuesta concreta, mientras que las preguntas acusatorias pretenden señalar con el dedo y, desde luego, no obtener información.
  8. La "buena pregunta" fija un plazo razonable para el contacto

    Siempre debe haber tiempo suficiente para obtener una respuesta. Ya sean 30 días, 100 días o 365 días, el grupo debe dar a los/as responsables de la toma de decisiones un plazo adecuado para responder a la pregunta.
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